Cambridge Analytica, la compañía en el centro de la controversia por el uso no autorizado de datos de millones de usuarios de Facebook, cerró sus operaciones a principios de mayo y declaró bancarrota en el Reino Unido.
Y el 18 de mayo, se declaró de forma oficial, entregando información para acogerse al capítulo 7 en los Estados Unidos.
Los empleados de la firma se enteraron a principios de mayo de que su empresa matriz, SCL Group, estaba cerrando oficialmente sus puertas, y los trabajadores en los Estados Unidos fueron informados que tenían que devolver sus tarjetas de inmediato, según documentación obtenida por Gizmodo. La empresa tiene oficinas en Londres, Nueva York, Arlington, Virginia y Washington, D.C.
La noticia fue anunciada durante una conferencia telefónica dirigida por Julian Wheatland, el actual presidente del Grupo SCL, quien había sido elegido para asumir el cargo de nuevo CEO de la compañía y su brazo político. Sin embargo, sorpresivamente ahora tanto Cambridge Analytica como SCL Elections cerrarán sus operaciones.
Al explicar la decisión, Wheatland citó las investigaciones en curso sobre el masivo escándalo de recolección de datos de Cambridge Analytica, que resultaron en fuertes daños a la reputación de la compañía, y consiguientemente en la pérdida de clientes.
Esta decisión llega semanas después de que Facebook prohibiera el uso de su plataforma a la firma analítica Strategic Communication Laboratories, y a su brazo político, Cambridge Analytica, por no seguir sus reglas con respecto al manejo de información, en lo que podría ser uno de los mayores abusos de datos personales en la historia de los Estados Unidos.
Si bien algunos medios informaron que esto fue el resultado de una brecha de datos, la red social niega esta afirmación. En la declaración oficial de la compañía, el vicepresidente y consejero general de Facebook, Paul Grewal, dijo que los informes sobre una violación y fuga de datos eran “completamente falsos”.
Sin embargo, la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos realizó una serie de investigaciones para comprobar si Facebook violó o no los términos de un acta de consentimiento emitida el año 2011, en relación a la entrega de datos de usuarios que se transfirieron a Cambridge Analytica sin su conocimiento, según publicó Bloomberg.