Hay una novela canónica de Star Wars, llamada The Princess and the Scoundrel de Beth Revis, que está entregando interesantes imágenes e historias que quedaron como cabos sueltos tras El Regreso del Jedi.
Uno de esos relatos fue el matrimonio de Han Solo y la Princesa Leia, que acá se ve en todo su esplendor a través de bellas pinturas.
El matrimonio se celebra en una de las lunas de Endor, con Lando Calrissian, Luke Skywalker, Chewbacca y los Ewoks, flanqueando la ceremonia, además por supuesto de RD-2D y C3PO.
La boda tiene lugar en el Gran Árbol, un templo Ewok de gran importancia para Endor, ¡y es oficiada por nada menos que el conocedor de la estación de Tosche Luke Skywalker! (Aunque el chamán Ewok Logray interviene para asegurarse de que la feliz pareja participe en algunas costumbres matrimoniales locales).
Un extracto de ese momento:
Luke miró entre Han y Leia a la multitud reunida en el templo, luego se volvió hacia Leia.
«¿Listo?», Preguntó en voz baja. Ella asintió, y luego Han lo hizo.
Luke comenzó a hablar. Sus palabras fueron suaves, pero todos en el templo lo escucharon. Fue un discurso simple realmente, sobre el amor, la unidad y la confianza. Pero la verdad yacía en la simplicidad. Habló sinceramente, y Leia sintió que todo se desvanecía cuando las palabras de su hermano se envolvieron alrededor de ella y Han, una promesa reconfortante de que ellos, todos ellos, eran una familia, y que este momento duraría mucho más allá de este día.
«Cuando vi a Leia por primera vez, ella habló de esperanza», dijo Luke. «Y eso es lo que ella siempre ha encarnado para mí».
Leia casi se rió a carcajadas. Ese mensaje había sido enviado a Obi-Wan, una llamada formal, pero desesperada, al vacío que no tenía idea de que su hermano gemelo perdido hace mucho tiempo encontraría. ¿La etiquetó como el símbolo de la esperanza? No, ella no lo encarnaba.
Ella lo había estado buscando.
Y, de alguna manera, había sido escuchada.
Las manos de Leia se apretaron en las de Han, y él se encontró con sus ojos. ¿Bien? dijo con la boca. Ella asintió en silencio, sonriendo.
Tal vez Luke tenía razón. Tal vez, para ser la encarnación de la esperanza, todo lo que tenía que hacer era buscarla.