Foxconn, uno de los principales proveedores de Apple, detuvo la producción de su fábrica en Shenzhen (China) por un brote de COVID-19 en la región.
Después de que se contabilizaran más de 3,000 casos de coronavirus el 13 de marzo, el gobierno local confinó a los 17.5 millones de residentes de Shenzhen. Como en cuarentenas anteriores, se cerró el transporte público y las empresas solo pueden operar para ofrecer servicios esenciales. Las medidas estarán vigentes hasta el 20 de marzo.
Los nuevos casos de COVID-19 en Shenzhen y China son bajos en comparación con otros lugares, pero el país aplica una estrategia “cero COVID”. Esta implica restricciones de movimiento y pruebas masivas de PCR hasta que se eliminen por completo todas las infecciones.
De acuerdo con Bloomberg, para compensar el impacto del confinamiento Apple se vio obligada a trasladar parte de la producción de sus dispositivos a otras fábricas que todavía están operativas.
Shenzhen es el segundo punto de fabricación más grande de Foxconn en China y el principal en la producción de iPhone. Otras empresas tecnológicas como Dell o Intel también depende de las factorías de Foxconn en China.
El cierre de las operaciones llega apenas unos días después de que los de Cupertino anunciasen su nuevo teléfono iPhone SE (2022), cuyos pedidos anticipados ya están disponibles para salir a la venta el 18 de marzo.
Por el momento se desconoce si el cierre de la fábrica de Foxconn afectará los tiempos de envío del nuevo iPhone SE o de cualquiera de sus modelos disponibles. También es pronto para saber si esta situación tendrá consecuencias en las fechas de entrega de otros productos recién presentados de Apple, como la nueva computadora de escritorio, la Mac Studio.