Con el desafío de conocer mejor la Luna y preparar el regreso a su superficie en 2024, la NASA decidió estudiar los últimos fragmentos sin abrir recogidos hace 50 años en el satélite natural de la Tierra por los integrantes de una misión Apolo.
“Comprender la historia geológica y la evolución de las muestras lunares en los lugares de aterrizaje del Apolo nos ayudará a prepararnos para lo que encuentre el programa Artemis”, dijo Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas que la agencia espacial estadounidense tiene en Washington.
Las muestras fueron abiertas en el Centro Espacial Johnson (Houston) por la División de Ciencia de Investigación y Exploración de Astromateriales (ARES), que “salvaguarda, estudia y comparte” todo el material extraterrestre reunido por la NASA.
Lori Glaze, directora de la División de Ciencias Planetarias, explicó por qué el organismo decidió mantener intactas algunas de las muestras recogidas hace medio siglo. “La agencia sabía que la ciencia y la tecnología evolucionarían y permitirían a los científicos estudiar el material de nuevas maneras para abordar nuevas preguntas en el futuro”, señaló.
En particular, los fragmentos estudiados están catalogados como “ANGSA 73001” y fueron recopilados in situ por Eugene Cernan y Harrison “Jack” Schmitt en diciembre de 1972. La Apolo 17 fue la última misión tripulada a dicho lugar.
En aquella ocasión, los astronautas clavaron en el piso un par de tubos de 1.5 pulgadas por 14 pulgadas (3.8 cm por 35.6 cm) para recoger segmentos de rocas y suelo en el valle Taurus-Littrow. A continuación, sellaron al vacío los cilindros antes de llevarlos a la Tierra.
Debido a que la temperatura lunar era “increíblemente fría” cuando se capturó el material, “podría haber volátiles (sustancias que se evaporan a temperaturas normales, como el hielo de agua y el dióxido de carbono)”, informó la NASA.
“La cantidad de gas que se espera que esté presente en esta muestra sellada de Apolo es probablemente muy baja. Si los científicos pueden extraerlos cuidadosamente, podrán analizarlos e identificarlos mediante la moderna tecnología de espectrometría de masas”, que puede determinar con precisión la masa de moléculas desconocidas, añadió.