Diablo II no es solo el RPG hack and slash con el que Blizzard culminaba su época dorada; es uno de los juegos que ha pasado a formar parte de la historia, además de marcar un género. Ahora, a más de 20 años de su lanzamiento, Diablo II: Resurrected nos lleva de nuevo a sus cuevas, mazmorras y catacumbas en este remake con el que además se estrena en videoconsolas.
Pude probar por unas horas este título renovado en su versión para Nintendo Switch, un formato que difiere mucho del original para PC que jugué en 2000. Estas son mis primeras impresiones.
Los gráficos fueron renovados y tanto en la televisión como en la portátil de Switch se ven realmente bien (ten en cuenta que conservan la esencia del original). Blizzard también rehizo todas las cinemáticas del juego para esta nueva versión, algo que se agradece sobre todo al verlo en pantalla grande.
Por otro lado, los controles se adaptaron al formato de la consola, lo que en teoría hace más fácil jugar en estas plataformas. Sin embargo, en mis primeras horas de juego sentí que el título está hecho para PC y que con el controlador es más complicado de manejar.
En cuanto al desarrollo de la historia, se mantiene por completo la del título original, por lo que encontraremos las mismas misiones, lugares y enemigos a los que enfrentarnos. En este sentido, se trata de toda una delicia para nostálgicos. Ahora, el juego cuenta con un modo en línea que debido a algunos problemas técnicos reportados por Blizzard no tuve oportunidad de probar.
Como en Diablo II, al comienzo tenemos que elegir la clase de nuestro personaje entre siete opciones distintas: Amazona, Asesina, Nigromante, Bárbaro, Paladín, Hechicera y Druida. Todas estas tiene un total de 30 habilidades exclusivas de cada una, lo que también implica que hay armas que solo ciertas clases pueden usar (como el cetro de la Hechicera o algunos cuchillos de la Asesina).
La historia comienza en el Santuario (también conocido como el mundo mortal), donde estamos tras la derrota de Diablo en el primer juego. La historia transcurre en cuatro actos, el primero tiene lugar en el Campamento de las Arpías y los campos alrededor de un antiguo monasterio. Durante los cuatro actos comienzan las batallas encarnizadas contra monstruos, dos demonios menores y dos de los tres Males Fundamentales.
Es posible seleccionar diferentes modos de juego. El primero es Jerarquía, con el que podemos competir con otros jugadores. Luego está Incondicional, con el que si mueres no regresas (si eres principiante mejor no comiences con este) y el modo Clásico, que permite una comparación de antes y después en tiempo real con el juego clásico.
Conclusiones
Que este remake sea tan fiel al juego original puede ser un punto a favor para algunos, pero en lo persona creo que hay aspectos que se podrían haber mejorado sin necesidad de que el juego se modifique. Por ejemplo, Blizzard pudo hacer que el inventario fuera más sencillo de manejar y que el almacenamiento no sea tan limitado. También pudo evitarnos la tarea engorrosa de tener que entrar en el menú para seleccionar habilidades en lugar tener un acceso rápido para hacerlo directamente.
En resumen, si jugaste este título antes y eras fanático, este remake resucitado te encantará y podrás disfrutarlo durante horas. Sin embargo, para aquellos que comenzaron con Diablo 3 (que fue criticado por alejarse demasiado del 2, pero que superó a este en muchos puntos) o para aquellos que nunca hayan jugado, no creo que sea tan interesante a priori.