“No podemos permitir que la primera mujer en el espacio sea estadounidense. Esto sería un insulto a los sentimientos patrióticos de las mujeres soviéticas”.
Esta cita corresponde a una entrada en el diario de Nikolai Kamanin, director de Entrenamiento de Cosmonautas y jefe adjunto de la Fuerza Aérea Soviética. Está fechada en 1961.
En ese momento, las autoridades soviéticas comprendieron que la Guerra Fría no solo se peleaba en el frente ideológico o militar. Desde la URSS, constantemente criticaban el sexismo y racismo del programa espacial de Estados Unidos, por lo que tenían la firme intención de ser ellos quienes enviaran a la primera mujer al espacio.
Así comenzó una intensa búsqueda para hallar a la primera cosmonauta. La elegida fue Valentina Tereshkova, una joven de 26 años que trabajaba en una fábrica textil.
Tereshkova se convirtió en la primera mujer en volar al espacio exterior a bordo de la nave Vostok 6 un 16 de junio de 1963.
Luego de 70 horas de vuelo y 48 vueltas alrededor de la Tierra, la joven aterrizó cerca de una aldea kazaja con síntomas de mareo, pero con la clara satisfacción de haber quedado para siempre en la historia de la exploración espacial.
En tres días, la cosmonauta viajó más lejos que todos los astronautas estadounidenses anteriores combinados. Pero el viaje estuvo lleno de complicaciones; la joven reconoció que sufrió fuertes nauseas y jaquecas durante toda la misión, que le impidieron mantener al día el diario a bordo.
La nave también sufrió un desperfecto técnico y ella misma debió corregirlo para evitar que se alejara de la Tierra y pudiera regresar tal como estaba previsto.
El caso de Tereshkova se convirtió en todo un ejemplo. Sus fanáticas vieron su triunfo como una reafirmación positiva del compromiso soviético con la igualdad de género, mientras que para las mujeres fuera de la Unión Soviética fue una prueba de que no había límites para que ellas también lo pudieran lograr.
Convertida en toda una personalidad dentro de su país, la joven inició una carrera política que la llevó a convertirse en miembro del Soviet Supremo y del Comité Central del Partido Comunista.
Desde ese momento histórico muchas astronautas han formado parte de misiones espaciales, sin embargo, ninguna de ellas lo ha hecho en solitario como Tereshkova.
En el caso de Estados Unidos, la nación norteamericana esperó hasta 1983 para enviar a Sally Ride, su primera mujer en el espacio, veinte años más tarde de lo hecho por la Unión Soviética.