No es fácil alimentar a casi 7 mil millones de personas en el mundo. Tampoco ecológico. Está comprobado que la producción tradicional de alimentos es una de las causas principales del aumento de la temperatura del planeta.
En este sentido, la ganadería es la que genera las mayores emisiones de gases contaminantes.
Un nuevo estudio publicado en Nature busca determinar de qué manera la producción tradicional de carne incide en el calentamiento global.
Para ello, un grupo de investigadores analizó las emisiones de efecto invernadero vinculadas a la producción de estos alimentos.
Los encargados clasificaron los productos alimenticios en tres grandes categorías: producción de carne convencional, producción de carne orgánica y producción de alimentos a base de plantas.
También consideraron las emisiones asociadas a las distintas etapas del proceso de producción, como las producidas durante el cultivo y procesamiento de alimentos y fertilizantes, además del metano liberado por los animales y su estiércol.
Los resultados revelaron que la producción de carnes orgánicas, es decir, las que no utilizan fertilizantes en la dieta del ganado, genera cantidades similares de gases de efecto invernadero que el proceso de producción de carne convencional.
Los investigadores también hallaron que los pollos cultivados de manera orgánica producían un poco menos de emisiones que los cultivados de forma convencional, y que la carne de cerdo orgánica producía menos emisiones que la carne de cerdo tradicional.
Debido a lo anterior, los encargados del estudio sugieren la necesidad de cobrar impuestos a la carne debido al alto costo ambiental que provoca su producción, aunque a esta altura resulta pertinente preguntarse si no sería mejor, sencillamente, dejar de consumirla