Cuando ingresó a la atmósfera terrestre el Crew Dragon “rugió como un animal”. Ese es parte del relato que entregó este miércoles Bob Behnken, uno de los astronautas que regresó el domingo 2 de agosto a la Tierra, desde la Estación Espacial Internacional (EEI).
En una conferencia de prensa organizada por la NASA, y que cita The Verge, Behnken y su compañero Doug Hurley describieron la experiencia del reingreso, quizás la parte más delicada del viaje cuando la cápsula tuvo que soportar enormes presiones y velocidades extremadamente altas que generan temperaturas abrasadoras en el exterior.
La cápsula vibró, se sacudió y rugió mientras el aire circundante se calentó y derritió parte del exterior del vehículo. Y los astronautas registraron todo.
“Grabé un poco del audio, pero la verdad es que el sonido no es el de una máquina, es el de un animal que atraviesa la atmósfera y que soporta las bocanadas de fuego de los propulsores y el ruido atmosférico ”, confesó Behnken.
Agregó que el lapso entre el desacoplamiento de la EEI y el inicio de la inmersión en la atmósfera terrestre fue relativamente suave, ya que continuaban orbitando la Tierra.
Pero esto cambió en el momento en que debieron salir de órbita.
Justo una hora antes de aterrizar, el Crew Dragon expulsó una parte de su estructura, un cilindro con el hardware que proporcionó apoyo durante toda la misión.
Luego, la cápsula encendió sus propulsores, salió de órbita y se dirigió hacia la Tierra. A medida que avanzaba a toda velocidad por la atmósfera superior del planeta el Crew Dragón soportó temperaturas de hasta 3,500 grados Fahrenheit (1,926 grados celsius).
Finalmente, desplegó un equipo de paracaídas para reducir la velocidad de la cápsula y tocar suavemente el agua de Pensacola.
Los astronautas pudieron sentir cada uno de esos pasos importantes. “Todos los eventos, desde la separación del hardware hasta el accionamiento de los paracaídas se sintieron como si un bate de béisbol golpeara el respaldo de una silla. Solo un golpe. Y luego se produjo un leve movimiento. Pero cuando se abrieron los paracaídas sentimos una sacudida bastante significativa”.