Un estudio serio publicado en JAMA Network acaba de confirmar que al menos en Estados Unidos, el cierre de las escuelas durante la primavera boreal ayudó a disminuir la incidencia y tasa de mortalidad de casos de coronavirus.
La investigación del Centro Médico del Hospital de Niños de Cincinnati, en Ohio se realizó entre el 9 de marzo de 2020 y el 7 de mayo de 2020, y efectivamente se notó una baja considerable de casos. Sin embargo, el mismo estudio advierte que, «sigue siendo posible que parte de la reducción pueda haber estado relacionada con otras intervenciones concurrentes no farmacéuticas».
Lo que de alguna manera reafirma también el estudio es que «los niños infectados con SARS-CoV-2 pueden ser asintomáticos o tener síntomas leves que no se pueden distinguir de otras infecciones comunes del tracto respiratorio superior, lo que les permite propagar el virus cuando se sienten bien. Los niños a menudo son transmisores clave en epidemias virales como la influenza».
Dentro de las estadísticas entregadas por la gente del Hospital de niños de Cincinnati, al momento del cierre de la escuela los casos variaron de 0 a 14.75 casos por cada 100, 000 habitantes. El cierre de la escuela se asoció con una disminución significativa en la incidencia de COVID-19 y mortalidad.
El estudio además justifica que los cierres de escuela producen una ruptura total de ciertas actividades cotidianas que pueden ayudar a propagar la enfermedad.
«El cierre de la escuela afecta las rutinas familiares, lo que requiere cuidado infantil alternativo y horarios de trabajo modificados. Estos cambios son evidentes por el número de teletrabajadores más del doble. La interrupción en la vida cotidiana probablemente influyó en cómo las personas participaban en actividades grupales, viajaban y realizaban negocios. Si el efecto primario asociado con el cierre de la escuela está relacionado con el comportamiento alterado del adulto, y no con los niños que transmiten el virus a los adultos, se debe ajustar el período de retraso primario considerado en estos análisis. Eliminar los 4 días para una transmisión de niño a adulto daría como resultado un período de retraso de incidencia de COVID-19 de 12 días y un período de retraso de mortalidad de 22 días. En los análisis de sensibilidad, los tamaños del efecto asociados con el cierre de la escuela en estos períodos de retraso más cortos fueron similares a los tamaños del efecto del análisis primario. El grado en que las asociaciones con el cierre de la escuela se relacionan con la disminución de la propagación del SARS-CoV-2 por parte de los niños o una combinación de factores infantiles y adultos no está claro», agregaron.