El mundo de los vinilos ha vivido un revival que ha demostrado ser mucho más que una moda o “hipsterada” de turno. Claro: las modas son pasajeras y los hípsters parecen haber desaparecido de un día para otro y sin dejar mucho tras de sí, aparte de las tostadas con aguacate, las barbas de apóstol o las bicicletas de abuelo. En rigor, habría que decir los vinilos nunca se fueron, que siempre han estado allí, para suerte de todos nosotros.
Es cierto que muchos de los nuevos amantes del vinilo aparecieron junto con las barbas y los pantalones de pitillo, pero ninguna de esas rarezas resiste la singularidad de lo bien ideado, de la tecnología bien aplicada y del diseño selecto. Cuando la creatividad llega a buen puerto gracias al buen hacer, su producto se convierte en algo atemporal, vigente hoy, ayer y mañana. Mucho de esto tiene que ver con Yahgan Audio Lab: tecnología, diseño y –¡por supuesto!– amor infinito por la música.
Jorge Rodríguez es un ingeniero chileno que no encontró una mejor manera de canalizar sus conocimientos y su pasión por la música fabricando –él mismo, desde cero– su propia línea de amplificadores valvulares y tornamesas de alta gama. En la ciudad de Limache, a poco más de 120 km al noroccidente de Santiago, Chile y toda Latinoamérica, tiene uno de los emprendimientos tecnológicos más interesantes de los últimos años.
La idea le surgió a Rodríguez en 2016 y, como él mismo lo explica en una entrevista, una mezcla de recuerdos e inquietudes lo impulsaron a estudiar el funcionamiento y desarrollo de las tornamesas y equipos de sonido analógico, todo respaldado por su profesión y experiencia como ingeniero civil mecánico de la Universidad de Chile.
Yahgan… ¿Por qué Yahgan? El nombre está lejos de ser una casualidad. Los yaganes son un pueblo originario del extremo sur de Chile y Argentina, sobrevivientes a una época que prácticamente los ha dado por extintos. Pero ellos aún están allí, resistiendo, con todo en contra y con orgullo… como los equipos valvulares que aún resisten al dominio digital. “Sentía nostalgia por todos estos equipos que se vieron de alguna forma desplazados en algún minuto, como las tornamesas y equipos valvulares. Por ello quise rescatarlos con la osadía de querer fabricarlos yo mismo, pero con un sentido propio”, comenta Rodríguez, que además insiste en la cualidad de lo exclusivo: crear componentes de audio que no se encuentran en cualquier tienda, sino que el cliente manda a hacer por encargo, escogiendo configuraciones, colores y piezas únicas según sus gustos.
Los equipos de Yahgan Audio Lab se dividen en una línea de preamplificadores y amplificadores –todos a tubo o valvulares– y otra de tornamesas, cuya principal característica es el uso de tecnología y materia prima 100 por ciento “hecho en Chile”. Además, todos estos equipos son fabricados y ensamblados completamente a mano.
La línea de amplificadores incorpora cuatro modelos valvulares, tres de ellos de sonido estéreo de 5, 10 y 20 Watts de potencia, más uno Mono Block de 25 W. La familia de tornamesas, por su parte, se compone de cinco modelos, destacándose la Yahgan Feedback Serie YP51, la cual viene en dos presentaciones: con motor incorporado al chasis o de manera externa, con una correa alrededor del plato.
La novedad de esta variante en particular radica en su sistema de giro de control por lazo cerrado, innovación que se encuentra en la tarjeta inteligente que verifica (en tiempo real) la velocidad angular del plato y retroalimenta la velocidad requerida por el motor, todo para mantener una rotación angular precisa y constante en 33 1/3 o 45 rpm, según sea caso. Se trata de un sistema original de Jorge Rodríguez que está en proceso de obtener su patente en Chile.
Fabricar un equipo puede tardar entre tres y cuatro semanas. Todo se inicia con un diseño computarizado, el cual se transforma en coordenadas para ingresar a una máquina CNC donde se cortan las partes. En el caso de las tornamesas, los diseños del plato y de su sistema motriz se elaboran en el torno.
En madera luego se cortan y dimensionan las piezas que formarán parte del chasis de cada tornamesa y amplificador. Como era de suponer, además de cobre y aluminio se utilizan solamente maderas nobles de Chile, como coihue, roble, lenga y algunas maderas importadas como el okume, de origen africano.
Después del pulido y la pintura correspondiente, los distintos componentes se ensamblan y se someten a pruebas de calidad y sonido. El motor, las patas de apoyo, el chasis inferior y las poleas son ensambladas con la precisión que requiere un equipo de alta configuración. Después, en el caso de las tornamesas, se les instala el brazo (nada menos que un Origin Live serie Silver MK3A) y se calibra la aguja.
El proceso se completa con el control de calidad, consistente en una evaluación de sonido que confronta la distorsión que entrega el brazo con la distorsión del equipo mismo, todo a través de un medidor de sonido con un disco especial de frecuencias determinadas que permiten medir la fidelidad que entrega cada tornamesa.
Los productos de Yahgan Audio Lab son elaborados exclusivamente a pedido y cuentan con distintas opciones de configuración. Para más información, no dejes de visitar su página web o síguelos en su cuenta de Instagram para conocer las últimas novedades.