Con carros autónomos y vehículos voladores en el horizonte, el mundo automotor nunca tuvo tantas novedades por las cuales entusiasmarse. Pero, ¿qué tal te ves en una fría mañana de lunes, en el invierno más oscuro, intentando quitar el hielo del parabrisas mientras murmuras maldiciones? En situaciones como esas, nos olvidamos de cualquier asistencia a la conducción o las máquinas aéreas: solo queremos que la tecnología nos permita ver a través del vidrio…
Afortunadamente, un grupo de investigadores de Virginia Tech parece haber escuchado nuestras súplicas. Con el objetivo de facilitarle la vida a millones de conductores alrededor del mundo, han inventado la primera superficie anticongelante pasiva del mundo, que es capaz de mantenerse en un 90 por ciento seca y sin escarcha en condiciones de frío. Y todo sin la necesidad de insumos químicos o de una fuente de energía externa para que funcione.
“Todos están familiarizados con el concepto de vaciar sal en el suelo antes de una gran tormenta de nieve. La sal es una sustancia química higroscópica, capaz de absorber la humedad y el agua cercana para mantener una superficie circundante seca”, explicó a Digital Trends el profesor asistente del Departamento de Ingeniería Biomédica y Mecánica Jonathan Boreyko.
Según agregó el académico, hay dos grandes problemas con el uso de sales para combatir la formación de hielo: “En primer lugar, a medida de que los cristales de sal absorben humedad, se diluyen y pierden rápidamente sus propiedades higroscópicas. Esta es la razón por la que tenemos que tirar al piso tanta sal, alrededor de 10 millones de toneladas por año solo en Estados Unidos. Además, se ha establecido que esta práctica es nociva con el medio ambiente, porque contamina las aguas subterráneas”.
Con esos antecedentes sobre la mesa, los investigadores de Virginia Tech han aplicado los atributos higroscópicos para minimizar el escarchado del parabrisas. Pero en lugar de usar sal, mecanizaron patrones de ranuras microscópicas en la superficie del material. Estos surcos funcionan como “áreas de sacrificio”, donde se crean intencionalmente franjas congeladas. Como el hielo tiene las mismas propiedades que la sal, las áreas intermedias entre estas bandas permanecen completamente secas, dado que el aire húmedo se ve atraído por el frío.
El profesor Boreyko reveló que el grupo está en conversaciones con compañías aeroespaciales y de climatización la aplicación de dicha tecnología. “Una de las ideas implicaría modelar las franjas de hielo en la matriz de las microaletas que ya están en la parte exterior de un intercambiador de calor, para así mantener el interior de la unidad seca durante las heladas”, puntualizó.
Un artículo que describe esta investigación fue recientemente publicado por la revista ACS Applied Materials & Interfaces.