Cada año, el mercado de GPUs parece seguir un guion familiar. Nvidia sigue marcando el ritmo en los niveles altos, AMD responde donde puede, y los titulares más ruidosos están dominados por el rendimiento insignia. Para la mayoría de los compradores, eso sigue significando elegir entre las mismas dos compañías, aunque el equilibrio de poder claramente se inclina a favor de Nvidia.
Pero la GPU que más me entusiasma de cara a 2026 no es de ninguna de las dos compañías. En cambio, es una tarjeta no confirmada que podría cambiar silenciosamente la forma del mercado: la Arc B770 de Intel, a menudo llamada en filtraciones Big Battlemage.
El recorrido de Intel con sus GPUs discretas Arc no ha sido sencillo, pero es digno de mención. La primera generación llegó con promesa, pero tuvo dificultades con los pilotos, la consistencia y la posición. Aun así, Intel no se echó atrás. En cambio, solucionó silenciosamente lo básico refinando e introduciendo actualizaciones para la serie A de Arc (Alchemist). Más importante aún, con la nueva serie B (Battlemage), Intel encontró su lugar centrándose en lo que realmente importa para la mayoría de los compradores: un rendimiento utilizable a un precio competitivo.
Las GPUs de la serie B, incluyendo la B580 y la B570, no dominaron los benchmarks, pero sí llamaron la atención por ofrecer un gran valor, mejorar rápidamente mediante actualizaciones de drivers y superar a Nvidia y AMD donde importaba.
Ese impulso es lo que hace interesante al Arc B770, porque sugiere que Intel quizá ya no esté solo experimentando, sino que potencialmente esté construyendo algo más grande. Para que quede claro, no se espera que el B770 sea un buque insignia en el sentido tradicional. En cambio, parece el primer intento serio de Intel de crear una GPU de rendimiento de gama media real, dirigida directamente al espacio donde la mayoría de los jugadores realmente compran hardware.
Por qué el Arc B770 se siente diferente
En el corazón del rumoreado Arc B770 está el chip BMG-G31 Battlemage de Intel más grande, que ya ha aparecido en herramientas para desarrolladores y software de perfilado, una clara señal de que un producto está siendo probado activamente y no simplemente planificado. Se espera que este chip sea significativamente más grande y capaz que cualquier cosa que Intel haya lanzado anteriormente en una tarjeta Arc de sobremesa.
Las filtraciones sugieren que el B770 podría contar con hasta 32 núcleos Xe2, lo que supone un salto considerable respecto a los diseños Arc anteriores. Combinado con mejoras arquitectónicas en Battlemage, esto debería traducirse en un rendimiento raster notablemente mejor, mejores capacidades de ray tracing y menos cuellos de botella que frenaban a las GPUs Arc anteriores.
La memoria es otro ámbito donde el B770 por fin podría sentirse competitivo. Los informes actuales apuntan a 16GB de memoria GDDR6, probablemente combinada con un bus de memoria más ancho que las anteriores tarjetas de Intel. Eso importa más que nunca, ya que los juegos modernos y las cargas creativas siguen exigiendo más VRAM. Si Intel llega a 16GB como se espera, el B770 evitaría inmediatamente una de las quejas más comunes dirigidas hoy a las GPUs de gama media.
También se espera que el consumo de energía aumente. Algunas filtraciones sugieren que la Arc B770 podría ser una GPU de clase 300W, lo que puede sonar alto, pero indica que Intel ya no se está reservando solo por eficiencia. En cambio, sugiere un enfoque en un rendimiento sostenido, frecuencias más altas y suficiente margen térmico para competir adecuadamente en el segmento de juegos a 1440p.

Nada de esto ha sido confirmado oficialmente, pero incluso las propias acciones de Intel insinúan que se avecina algo mayor. A principios de este año, la cuenta de redes sociales de Intel para videojuegos reconoció brevemente el Arc B770 en respuesta a una pregunta de un fan. Aunque el comentario fue rápidamente retirado, fue suficiente para confirmar que el nombre y el producto existen internamente.
Una GPU orientada a donde la gente realmente juega
Lo que hace emocionante al Arc B770 no es la idea de que supere a Nvidia o AMD en el tope de gama. En cambio, Intel podría estar dirigiéndose al gaming en 1440p, que ha sido el punto ideal para la mayoría de los jugadores de PC. Esta es la resolución donde el rendimiento, la calidad visual y el coste del hardware tienden a compensarse, y donde la competencia se ha sentido cada vez más estrecha.
Si el B770 puede ofrecer tasas de fotogramas consistentes a 1440p, manejar el ray tracing sin desintegrarse y hacerlo con suficiente VRAM para evitar tirones relacionados con la memoria, podría finalmente ofrecer a los compradores una tercera opción real. Es algo que el mercado de GPUs no ha ofrecido en mucho tiempo
Intel también tiene la oportunidad de diferenciarse en áreas más allá del rendimiento puro. Se espera que Battlemage aporte mejoras a los motores multimedia, aceleración de IA y tecnologías de escalado. La empresa ya ha demostrado su disposición a iterar agresivamente en software, y una base de hardware más sólida haría que esos avances tengan más importancia.
Por qué esto importa más allá de una sola GPU
El Arc B770 no es solo para que Intel demuestre que puede fabricar una tarjeta gráfica más rápida. Se trata de si Intel puede convertirse en un competidor a largo plazo en GPUs discretas. Eso tiene implicaciones mucho más allá de un solo ciclo de producto.
Un tercer actor creíble puede influir en los precios, imponer mejores propuestas de valor y reducir el estancamiento que a menudo se infiltra en los mercados de dos empresas. Aunque la B770 no encabeza las listas de referencia, su mera presencia podría hacer que todo el espacio de GPUs de gama media sea más saludable.
La posición más amplia de Intel también le otorga ventajas únicas. A diferencia de sus rivales, diseña CPUs, gráficos integrados y GPUs discretas bajo un mismo techo. Con el tiempo, eso podría permitir una integración más estrecha entre componentes, una distribución más inteligente de la carga de trabajo y funciones que resulten más cohesionadas en todo un sistema.
Los riesgos siguen siendo reales
Nada de esto garantiza el éxito. Intel aún tiene que demostrar que sus controladores son fiables desde el lanzamiento, que el rendimiento es consistente en los juegos modernos y que un precio tiene sentido. Una GPU potente, con un precio bajo o inestable, no convencerá a compradores escépticos, especialmente a quienes se han quedado con lanzamientos anteriores de Arc.
El momento también importa. El mercado de GPUs en 2026 estará saturado, e Intel tendrá que elegir su momento con cuidado. Si el B770 se lanza demasiado tarde o demasiado cerca de las actualizaciones competidoras, su impacto podría verse limitado.