En el mundo de la fotografía y videografía, no hay una forma “incorrecta” de capturar imágenes. Tanto fotógrafos profesionales como aficionados tienen la libertad de experimentar y dejar que la creatividad fluya al tomar fotos o videos. Sin embargo, ¿por qué las cámaras digitales y las aplicaciones de cámara tienen cuadrículas? En este artículo, te lo contamos.
La función de las cuadrículas
Aunque la fotografía permite experimentar libremente, hay ciertos estándares que se han desarrollado para crear composiciones visualmente atractivas, que, en términos de estética, son consideradas como “buenas tomas”. Uno de estos principios clave es el uso de cuadrículas, presentes tanto en cámaras digitales como en aplicaciones de cámara de los celulares. Estas cuadrículas están diseñadas para ayudar a alinear y organizar los elementos en el encuadre de manera equilibrada.
Las cuadrículas dividen la pantalla en nueve rectángulos o cuadrados iguales, formando un patrón de tres por tres. Esta sencilla herramienta permite aplicar fácilmente la famosa “regla de los tercios”, una técnica de composición que sugiere colocar los puntos focales de una imagen, ya sean personas, objetos o paisajes, a lo largo de las líneas o intersecciones de la cuadrícula.
El concepto detrás de la regla de los tercios es dejar dos tercios del encuadre libres, mientras que el sujeto principal ocupa el tercio restante. De esta manera, la atención del espectador se dirige de manera natural hacia el área ocupada, logrando una imagen más proporcionada. Es una técnica que se utiliza tanto en fotografía profesional como al capturar imágenes cotidianas con los teléfonos, ya que mejora la calidad visual de las fotos.
La regla de los tercios en la práctica
Aunque la regla de los tercios es muy útil, no siempre es necesario seguirla al pie de la letra. De hecho, romper esta regla puede generar imágenes igual de impactantes y creativas. Por ejemplo, en la fotografía de retratos, a veces es mejor centrar al sujeto en el encuadre y acercarlo (en lugar de alinearlo con la cuadrícula), lo que crea una conexión más directa entre el espectador y el sujeto. Al centrar y acercar al sujeto, los detalles de su rostro o expresión destacan más, generando un mayor impacto emocional.
Otra opción es centrar al sujeto, pero mantenerlo a cierta distancia, lo que permite que el entorno juegue un papel importante en la composición. Estas técnicas permiten experimentar con el tamaño del sujeto, el espacio vacío y la simetría, creando imágenes visualmente interesantes y únicas.
Aun así, la regla de los tercios sigue siendo una de las mejores formas de lograr una composición equilibrada y agradable a la vista, especialmente cuando se está empezando en la fotografía o videografía. Si una imagen no resulta como se esperaba, siempre es posible volver a la cuadrícula para ajustar la composición o reencuadrar la toma.
¿Es necesario usar siempre la cuadrícula?
El uso de la cuadrícula no es una obligación para todos los fotógrafos, pero es una herramienta de gran valor, sobre todo para quienes están aprendiendo sobre composición. Con el tiempo y la práctica, muchos fotógrafos llegan a aplicar la regla de los tercios de manera intuitiva, sin necesidad de mirar la cuadrícula constantemente. Aun así, la cuadrícula puede seguir siendo útil en situaciones específicas, como cuando se busca un encuadre más preciso o se necesita reorganizar elementos visuales dentro de la imagen.
Además, muchas cámaras y aplicaciones permiten activar o desactivar la cuadrícula según las preferencias del usuario. Esto permite usarla cuando sea necesario y desactivarla cuando se busca más libertad creativa o se ha alcanzado un nivel avanzado en la composición.
Ya sea que se siga la regla de los tercios o se opte por romperla, las cuadrículas están ahí para ayudar a ajustar y perfeccionar la composición de una imagen. Gracias a su disponibilidad en la mayoría de cámaras y aplicaciones, esta herramienta está al alcance de cualquier persona, independientemente de su nivel de habilidad.