Los juegos de “Fantasy Sports” han existido por décadas. En su formato tradicional, el participante arma un equipo de “fantasía” con deportistas profesionales reales al principio de la temporada. El puntaje se asigna de acuerdo a ciertas estadísticas de estos deportistas, y, al final de la temporada, el participante con mayor puntaje gana. Listo. Fácil. Simple. ¿No?
La única diferencia con los juegos de “Daily Fantasy Sports” es que el participante, en estos últimos, puede alterar su equipo de fantasía diariamente, en lugar de tener que armar uno para toda la temporada. Por ahora, nada raro.
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Pero estos juegos de “Daily Fantasy Sports” se han convertido en una industria de miles de millones de dólares, donde participantes compiten contra docenas o cientos de personas en internet. Para jugar, las tarifas de entrada van desde 25 centavos hasta varios miles de dólares, generando premios que alcanzan el millón de dólares. Y ya todo no es tan simple como parecía.
El octubre pasado, dos de los websites más importantes de la industria, DraftKings y FanDuel, aparecieron en los titulares por un caso de supuesto fraude que desencadenó, primero, reclamos por mayor regulación estatal o federal para estas industrias —las editoriales de The New York Times y The Boston Globe son buenos ejemplos— y segundo, una avalancha de batallas legales en diferentes estados que intentan regular o impedir el funcionamiento de estos negocios.
En New York, la semana pasada, un juez rechazó el pedido de DraftKings y FanDuel de frenar las ordenes de restricción que el Fiscal General del estado solicitó para cerrar temporalmente los dos sitios de internet.
En Massachusetts, por otro lado, las compañías que ofrecen los juegos de ‘Daily Fantasy Sports’ deberán, de acuerdo a una propuesta en curso de la Fiscal General , agregar restricciones de edad y de publicidades en sus sitios, además de seguir otras nuevas reglas. “Esta es una industria que reclama transparencia y protección al consumidor”, dijo Maura Healey, la Fiscal General. “Estos son juegos que llevas en el bolsillo, y donde pierdes dinero apretando un botón”.
Para seguir el debate y la última información sobre cómo cada estado está intentado regular o prohibir la industria de estos juegos, el centro Mercatus de la Universidad de George Mason ha creado un mapa interactivo aquí.
Pero no solo hay un clamor por regular o prohibir estos juegos. Muchas organizaciones y personas se oponen a una mayor intervención del Estado, afirmando que el gobierno empeoraría la situación. Robert Koopman, en un artículo de USA Today, argumenta que “jugar a los Fantasy Sports es como nadar bajo tu propia responsabilidad. Aquellos que juegan saben lo que están haciendo y a los riesgos que se enfrentan. Regular la industria puede crear la falsa impresión de que el gobierno, de alguna manera, ha hecho el juego más justo, generando una falso sentido de seguridad en los jugadores menos sofisticados.”
¿Quién tiene razón? Es difícil de decir, pero sí podemos asegurar que esta historia continuará…