Un grupo de investigadores se propuso ponerle un freno al comercio ilegal de huevos de tortuga en Costa Rica de una singular manera.
Los profesionales desarrollaron un sofisticado huevo falso, muy parecido a los de una tortuga marina, al que se le incorporó un rastreador GPS con el fin de sorprender a quienes realizaban esta práctica ilegal, la cual ha crecido durante la pandemia debido a la baja en la actividad turística de la zona.
La iniciativa fue llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Kent y sus resultados aparecieron publicados en Current Biology.
El dispositivo fue llamado InvestEGGator, y es muy similar a un huevo real, sólo que fue elaborado gracias a la impresión 3D y cuenta con un localizador en su interior.
El artículo publicado también da cuenta de que, una vez instalados, los huevos pueden ser rastreados hasta una distancia de 137 kilómetros.
“Estos huevos de tortuga marina, básicamente parecen pelotas de ping pong, y queríamos saber a dónde los llevarían. Así nace el InvestEGGator”, explica Kim Williams-Guillén, una de las encargadas del proyecto.
Así, los investigadores pudieron detectar algunas de las principales rutas de tráfico, donde los cazadores suelen ir para vender los huevos.
Una de las principales conclusiones es que los huevos rara vez salen de la zona, así se dieron cuenta de que muchos vendían estos productos en sectores residenciales o en un supermercado, donde se presume uno de los traficantes contacta a sus eventuales compradores.
“Saber que una alta proporción permanece en el área local nos ayuda a orientar nuestros esfuerzos de conservación”, agrega Helen Pheasey, de la Universidad de Kent.
Actualmente, la tortuga marina se encuentra amenazada y forma parte de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas.